La terapia muscular profunda, al igual que el quiromasaje y como su propio nombre indica, manipula el sistema muscular. Sin embargo, difiere esencialmente de aquel y, aunque sus beneficios se asemejan, abarca aspectos que van más allá de los meramente corporales.
Su herramienta principal se llama "inhibición", la cual consiste en una compresión intensa con dedos, mano, antebrazo o codo, dependiendo del tamaño de la zona manipulada. Dicha manipulación se realiza de forma estática y en estado meditativo.
La terapia muscular profunda es una forma meditativa de manipulación corporal.
La inhibición consiste en comprimir puntos muy concretos de la musculatura teniendo en cuenta el umbral de dolor del cliente, a quien se le pregunta en todo momento que valore la fuerza ejercida. Una vez establecida la presión adecuada se le pide que lleve su respiración a la zona afectada.
La terapia muscular profunda provee de beneficios al organismo físico, especialmente en la recuperación del sistema locomotor; pero también se utiliza, como indica su propio nombre, para sanaciones más profundas.
Uno de los mayores beneficios de esta técnica es la liberación
de memorias corporales traumáticas.
Durante las sesiones de terapia muscular profunda, se liberan memorias corporales traumáticas alojadas en los tejidos conectivos, fibras musculares, sistema fascial y también celular. Por ello es frecuente que, durante la manipulación, se produzcan desbloqueos energéticos, emocionales y, en ocasiones, toma de consciencia y asimilación de aquellos eventos.

Las memorias corporales muchas veces pasan desapercibidas para las personas, dado que el organismo tiene múltiples sistemas de compensación y, sobretodo, porque generalmente la conexión con el cuerpo es débil. En efecto, en la sociedad contemporánea, la esfera mental -racional e intelectual- tiene prevalencia sobre la corporal -instintiva e intuitiva-. La mayoría de las personas no han desarrollado una conexión fuerte con su propio organismo físico.
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